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Hace una semana viajamos al país del chocolate y del queso, Suiza, al Campeonato Europeo de Bicimensajeros, el ECMC2013, en Berna.
En esta ocasión, en vez de competir estuvimos en el circuito echando una mano a los organizadores y disfrutando de un día lleno de bicicletas y encuentro con nuestros amigos y compañeros de toda Europa. A continuación os relatamos nuestra experiencia en estos eventos y especialmente en nuestra colaboración en este último. Todo con la vista puesta en Lausana, donde se celebrará el mundial este verano.
La primera vez que participamos en los campeonatos de bicimensajeros fue en los europeos de Amsterdam de 1997. Más tarde participamos en el V Campeonato Mundial de Bicimensajeros en Barcelona, con la organización de la Cooperativa Trèvol, la mensajería en bici más veterana de nuestro país. Cinco fuimos los bicimensajeros que nos acercamos para participar y colaborar en el evento que reunió a más de 700 bicimensajeos de todo el mundo.
Al año siguiente participamos en los campeonatos europeos en Graz y anunciamos la organización de los siguientes en Gijón, cuando visitamos los mundiales de Washington DC. En el 99 fuimos los organizadores del IV Campeonato Europeo de Bicimensajeros. Y desde entonces nunca nos hemos perdido ninguno de estos eventos.
El funcionamiento de estos campeonatos se basa en diversas pruebas que se realizan a lo largo de toda una ruta prefijada por la ciudad. En Berna se ubicó todo en el barrio de Lorraine, junto al río Aare, un vecindario muy activo, cosmopolita y donde la bici ha tomado cada rincón del mismo. La organización de la mensajería local, Velokurier Bern fue espléndida y pudieron utilizar todas las calles del barrio durante la jornada.
El recorrido se cruzaba a menudo y consistía en una serie de puntos, checkpoints, en los que los bicimensajeros debían sellar un manifiesto en todos ellos y recoger o dejar paquetes, sobres y todo tipo de artículos, siempre a contrarreloj. Además de las secciones en las que se lleva la bici a cuestas o se deja en la calle para entrar en un edificio.
La final fue una demostración de la fuerza y resistencia física que tenían todos los participantes; entre los que se encontraba Pedro, un bicimensajero de Madrid.
En el campeonato participaron mensajerías de toda Europa, desde Portugal hasta Suecia, pasando por Francia y otros tantos países del continente. Aunque las listas estaban copadas por los Alemanes y los propios Suizos quienes consiguieron la mayor parte de los primeros puestos en la competición.
La jornada no sólo contaba con el campeonato, además en la calle central del barrio se habían instalado muchas paradas con todo tipo de material para ciclistas, comida y por supuesto cerveza. Un día festivo para los vecinos que participaron animando a los raudos mensajeros.
Nosotros aprovechamos los descansos para realizar una visita durante el día a la capital del país de los Alpes, una ciudad preciosa anclada en las construcciones medievales y con un fantástico nivel de vida que se nota en sus plazas llenas de gente, sus calles comerciales, su transporte público y, por supuesto, el uso masivo que se le da a las bicicletas.
Os dejamos al final de esta entrada con una serie de fotos tomadas en la ciudad.